martes, 25 de noviembre de 2008

Crítica

“Cuando se lee esta noveleta, nos podemos percatar de su artimaña para configurar telones de fondo, entornos construidos en planos cinematográficos, donde podemos sentir, oler, palpar, ver y hasta escuchar los ruidos más disímiles y padecer, junto al protagonista, Manuel Wilson, con su sentido auditivo extremadamente desarrollado, una vida que nadie envidiaría, en ese trabajo rutinario en el Poder Judicial, si no fuera por su capacidad auditiva para entrometerse -sin proponérselo- en el mundillo privado de los demás, lo que lo coloca en una situación de privilegio y poder”.

Juan Carlos Rivera Quintana (periodista, narrador y poeta cubano)

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